miércoles, 1 de julio de 2009

Determinantes estructurales de la sobreexplotación del trabajo femenino en Venezuela

Todos sabemos que la sobreexplotación del género femenino es un fenómeno estructural inherente a las características propias de una economía periférica que presenta un conjunto de desequilibrios en su mercado laboral, se podría decir también que con esto se desvaloriza realmente la fuerza de trabajo siendo ésta el rasgo fundamental en las economías periféricas, lo que quiere decir que se ha logrado una mayor explotación del trabajador y no del incremento de su capacidad productiva.

Por otra parte podríamos nombrar tres vías para la acumulación del capital desde la periferia:
La intensificación del trabajo
La prolongación de la jornada de trabajo
La expropiación de parte del trabajo necesario al obrero para responder su fuerza de trabajo.

En el caso de Venezuela las prácticas neoliberales comienzan en la década de los ochenta y continúan hasta el gobierno actual. Debemos resaltar que nuestro país presentó indicadores dramáticos en lo concerniente a la parte laboral, dándose como resultado aumento del desempleo, deterioro de la calidad de empleo, descalabro del poder adquisitivo de los trabajadores y significativo crecimiento de la informalidad, concluyendo de esta forma que el mercado laboral venezolano presenta tres opciones a sus ciudadanos: la autogeneración de empleo, los trabajos parciales y/o precarios y la condición de cesantía; entendiéndose de esta manera que el deterioro del factor trabajo está asociado a una drástica caída del salario real y una enorme disparidad de este con la canasta básica.

Actualmente se vive una agudízante etapa de desempleo en la sociedad venezolana, donde la peor parte cae en las mujeres quienes presentan la mayor tasa de desempleo en comparación con los hombres. También se sabe que las mujeres están ubicadas en los trabajos de más bajos ingresos y mas improductivos y sus salarios son inferiores al de los hombres.

Si hablamos de la mujer latinoamericana, sabemos que su inserción laboral ha estado condicionada por los modelos de desarrollo. La descalificación de las profesiones y oficios femeninos se agudiza en las últimas décadas. Por último la OIT indica que las mujeres necesitan un nivel de escolaridad significativamente superior al de los hombres para acceder a las mismas oportunidades de empleo: cuatro años más para poder obtener el mismo ingreso y dos años más en promedio para tener oportunidades similares de acceder a una ocupación formal.

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